Cuando se trata de fabricar pines metálicos personalizados, uno de los puntos clave es elegir el material y el proceso de producción adecuados. Entre las opciones más comunes encontramos los pines troquelados en hierro y los pines fundidos en zinc. Aunque a simple vista puedan parecer similares, existen diferencias importantes en su fabricación, acabado y funcionalidad.
Proceso de fabricación:
Este tipo de pin se produce a partir de una lámina de hierro que se corta y moldea (“troquela”) mediante presión. Es ideal para diseños planos con contornos definidos y áreas bien delimitadas.
Características y ventajas:
Grosor estándar entre 1,8 y 2,0 mm.
Alta resistencia y rigidez: difícil de doblar o deformar.
Bordes nítidos y bien definidos.
Muy rentable en grandes producciones.
Perfecto para acabados en esmalte suave (soft enamel) o grabados.
Limitaciones:
No permite relieves 3D complejos.
Peso mayor en pines de gran tamaño.
Proceso de fabricación:
Se utiliza un molde tridimensional en el que se inyecta zinc líquido a presión (die casting). Esto permite crear piezas con formas y relieves que no serían posibles con el troquelado.
Características y ventajas:
Grosor variable, desde 1,5 mm hasta más de 3 mm.
Más liviano que el hierro para el mismo tamaño.
Ideal para diseños con formas irregulares, cortes internos y detalles 3D.
Gran versatilidad creativa y posibilidad de acabados únicos.
Limitaciones:
Costo unitario más alto que el hierro.
Ligeramente menos resistente a impactos que el hierro.
Si buscas un pin plano, económico y muy resistente, el hierro troquelado es la mejor opción.
Si quieres formas complejas, cortes especiales y relieves tridimensionales, el zinc fundido ofrece más posibilidades creativas.
En definitiva, la elección dependerá del diseño, el presupuesto y el efecto visual que quieras lograr. Ambas opciones ofrecen excelentes resultados si se usan en el contexto adecuado.